miércoles, 30 de septiembre de 2009

Barroso y el Sacro Imperio Romano Germánico

Ayer publicó El Mundo este artículo mío (o aquí) sobre el que me gustaría leer vuestra opinión.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Ante las elecciones alemanas

Hace un par de domingos tuve ocasión de seguir en el segundo canal de la televisión alemana el debate de hora y media entre la actual Canciller (la señora Merkel) y el Vicecanciller y Ministro de Asuntos exteriores (señor Steinmeier) sometidos ambos a las preguntas de cuatro periodistas muy conocidos. Fue un auténtico encaje de bolillos porque debían destacar sus discrepancias cuando lo cierto es que llevan cuatro años sentados codo con codo en el Gobierno federal. Por eso nada más empezar, uno de los entrevistadores preguntó si aquello, en lugar de un “duelo”, no sería un “dueto”. Luego ví que la prensa daba como ganador al ministro. No fue esa mi percepción, creo que ambos estuvieron bien, sobre todo si se tiene en cuenta la peculiaridad de la situación. La señora Merkel ha ganado mucho en el ejercicio del poder y ha dejado desautorizados a quienes, en su etapa de jefa de la oposición, la llamaban despectivamente “Merkelita” (o “Merkelina”, en asturiano). ¿De qué hablaron? De economía, de impuestos (quieren bajarlos), de empleo, de prestaciones sanitarias... De las cosas de comer. Para un español como yo, fue un alivio advertir que no pretenden “profundizar en el autogobierno” ni amenazan con un referéndum sobre la autodeterminación, ni descalifican al Tribunal Constitucional, ni quieren blindar competencias, ni hacen pactos bilaterales de financiación ... Un bálsamo, en verdad, un consuelo notable.

En las elecciones al Bundestag que se celebran este domingo, las papeletas de los votantes tienen dos casillas: una para el llamado primer voto y otra para el segundo. El primer voto es un voto personal, dado a un candidato en uno de los casi trescientos distritos uninominales. El segundo voto se otorga a una lista de partido en cada Land. El candidato que logra la mayoría en los distritos uninominales es elegido y dispone de un “mandato directo”. Sin embargo el segundo voto determina cuántos representantes de cada partido serán enviados al Bundestag. En toda la República se contabilizan estos segundos votos y únicamente los que obtienen más del cinco por ciento a nivel nacional o, alternativamente, los que tienen tres miembros electos directamente en distritos uninominales, son tomados en consideración para la distribución de los escaños de lista.

Existen, no obstante, algunas correcciones. El número de escaños ganados directamente por un partido en los distritos uninominales de un Land son restados del número total de escaños atribuidos a su lista de partido. Los escaños restantes son asignados a la lista cerrada del partido. Si un partido ganara más escaños “directos” en un Land que el número de escaños que le han sido asignados por medio de segundos votos, el partido se queda con estos asientos adicionales (mandatos “excedentes”, Überhangmandate). En tal caso, el total de escaños en el Bundestag se incrementa temporalmente, esta es la razón por la cual este número es variable.

En estos momentos existe en la prensa alemana un vivo debate en torno a tales mandatos adicionales: los de la izquierda comunista temen que se pueda formar un gobierno de coalición de la democracia cristiana con los liberales gracias a ellos. Hay que decir que, en general, existe la intención de reformar el sistema, especialmente desde que el Tribunal Constitucional planteara hace ahora un año dudas acerca de la constitucionalidad de estos escaños.

Se ve que, con el primer voto, el ciudadano alemán elige a “su” parlamentario de distrito; con el segundo, contribuye al reparto de escaños entre los partidos. Un sistema este que, en términos generales, rige asimismo para constituir los Parlamentos de los Länder. Este domingo, por cierto, se eligen también los de Brandenburg y Schleswig-Holstein.

Hay que tener en cuenta que, junto al Bundestag, existe, para las tareas de producción legislativa, la Cámara territorial o Bundesrat, en la que toman asiento los Länder, de acuerdo con la estructura federal. Pero conviene saber que los alemanes no eligen a sus miembros pues el Bundesrat está compuesto por representantes de los gobiernos de los Länder (no de sus parlamentos) siendo la población la que determina el quantum de su representación, aunque con beneficio de los pequeños territorios (Baviera -doce millones de habitantes- dispone de seis votos, máximo existente, mientras que Bremen -no llega al millón- o el Sarre -pasa ligeramente del millón- cuentan con tres).

Los partidos políticos alemanes son los cristiano-demócratas, con su variante bávara social-cristiana; el social-demócrata; los liberales; los verdes y, ahora también, la “izquierda” que recoge a mucho exmilitante del partido comunista de la antigua DDR. Apunta también su presencia en el parlamento el partido “pirata” que se ocupa del uso de Internet y los derechos de autor en la red. En la historia de la República Federal ha habido dos partidos fuera de la ley: en 1952 se prohibió la reconstrucción del nacionalsocialismo, y en 1956 le tocó el turno al partido comunista. Un intento del gobierno alemán dirigido a declarar inconstitucional al partido “nazionalista” (NPD) fracasó en el Tribunal Constitucional pues fallaron las pruebas al actuar de forma descoordinada y un poco chapucera los servicios de “protección de la Constitución” de la Federación y de los Länder.

La confesión y la práctica religiosa juegan un papel de cierta relevancia en las elecciones, siendo los católicos los que mayoritariamente nutren las filas de los votantes de la democracia cristiana (pero un 25% de personas que se declaran “agnósticos” votan también por esta formación). Respecto de los protestantes, según datos de 2002, si el 36% vota cristiano-demócrata, el 44% lo hace a favor de los social-demócratas.

Llama la atención, visto desde España, la capacidad de la democracia alemana para ir poco a poco asimilando nuevas alternativas políticas. La vieja dualidad cristiano-demócrata y socialista fue rota por los liberales que formarían con ellos varias coaliciones. Después irrumpieron los verdes (también gobernantes hasta hace poco), y ahora los ex-comunistas e incluso este nuevo y singular partido que es el “pirata”. Gracias al sistema electoral, los votos a los partidos pequeños no se pierden (como ocurre entre nosotros) y por eso el elector puede, con su papeleta, enriquecer el espectro parlamentario.

En los momentos en que ultimo este artículo, todas las hipótesis están abiertas. Claros vencedores serán los seguidores de la señora Merkel pero el misterio se centra en las coaliciones que se puedan formar: hasta hace unos días la entrada del partido liberal en un gobierno de la actual canciller era muy probable, hoy sin embargo veo por las encuestas que esta fórmula “se tambalea”. Frente a lo que es habitual en la política española, añadamos que allí la coalición de los socialistas con los comunistas no se contempla ni remotamente como normal. Los primeros la rechazan de forma abierta.

Parece en fin que el tiempo en la jornada electoral será bueno, con ese sol tibio otoñal que, cuando luce en Alemania, es como un ser majestuoso que repartiera su limosna de blandos estímulos espirituales.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Una nueva guinda

No os dejéis engañar: quien nos hace escuchar música ambiental nos torturaría de manera más bárbara, si pudiera.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Tribunal Constitucional

Asombro causa la descalificación del Tribunal Constitucional en boca de personajes políticos. Estamos jugando con fuego. Adelanto que no soy ningún entusiasta de los Tribunales constitucionales. El control de la constitucionalidad de las leyes lo resolvieron los americanos a partir de la sentencia famosa Marbury v. Madison sin tanta alharaca. Pero aquí en Europa nació Kelsen que fue un gran jurista y una gran persona pero que nos enredó, a base de dogmatismos exagerados, en la idea de los Tribunales constitucionales que, por cierto, no era suya, sino de G. Jellinek, aunque éste la había concebido con fines distintos. El caso es que tenemos nuestro Tribunal Constitucional como tuvimos nuestro Tribunal de Garantías constitucionales en la República, una calamidad política y una desgracia técnica, como creo haber demostrado en un reciente libro (“Juristas en la Segunda República”, Marcial Pons, 2009). Por tanto, si existe el Tribunal en nuestra Constitución se impone respetar sus decisiones como se impone respetar, en lo personal y profesional, a sus magistrados. Anunciar ex ante que resulta indiferente para la acción política lo que decida el Tribunal y hacerlo desde una tribuna pública e investido de la autoridad que otorga la Constitución misma es un peligro para la democracia, un sistema muy frágil que, por lo mismo, exige que todos los actores en él presentes crean en sus postulados básicos y los defiendan. ¿Qué diríamos si un general usara un micrófono para decir que le importan un pito las órdenes que reciba del Gobierno o lo que acuerde la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo?

viernes, 11 de septiembre de 2009

Peligro una vaca

(Hoy se publica en La Nueva España esta Sosería que puede ser de interés para mis amigos del blog)



Acabáramos, ahora resulta que también las vacas son las responsables malignas del cambio climático. ¿Las vacas? ¿Qué hacen las pobres vacas, aparte de mirar compungidas el paso del tren como en el cuento de Clarín? Pues hacen algo cuya importancia ahora se advierte: las vacas eructan y se tiran pedos. Las veíamos apacibles, mugiendo, dándole a la hierba, con sus caras de sueño nunca saciado, con sus cuernos de mentirijilla, sus cencerros que recuerdan al sacristán que va llamando a los fieles a la misa, es decir, las veíamos como seres inofensivos, limitados a darnos leche para crecer y carne para holgarnos, y ahora resulta que albergaban en sus entrañas un secreto pérfido que desequilibra al planeta: sus pedos y sus eructos.

Los ha descubierto Paul Mc Cartney, que antes cantaba con los «Beatles» y ahora se dedica a espiar a las vacas en sus aspectos más íntimos, aquellos que jamás debieron airearse (y nunca mejor empleada la expresión ya que de aires hablamos).

¿Qué propone? Rebajar el consumo: no comamos carne de vaca porque así la cabaña ganadera acabará reduciéndose y con ella el número de esos pedos que tanto desconcierto crean en el clima. De la leche habrá que tomarla condensada pues no provoca alteraciones en el bioclima.

Es cierto que si las vacas con sus pedos causan tanto mal hay que enfrentarse a ellas y como es difícil convencerlas de que no eructen, porque se las habla y siguen dándole a la hierba sin hacer el más mínimo caso, pues acabemos con ellas en su mismidad vacuna: muerta la vaca se acabó el eructo vacuno.

Al llegar a esta conclusión me he quedado tranquilo y empecé a pensar en un programa de exterminio de las vacas. Desde el Parlamento europeo alguna propuesta habrá que hacer. Pero, cuando ya estaba tejiendo soluciones concretas, me he dado en cavilar lo siguiente: y si después de las vacas se nos pone a los humanos en el punto de mira. ¿Quién nos dice que McCartney no nos va a perseguir en nuestros momentos de más plácido desahogo?

En algunas regiones españolas, allá donde se consumen buenas legumbres, les fabes, los verdines, los garbanzos, las judías pintas... ¿cómo se oculta que también contribuyen a la formación de gases de efecto invernadero y a la destrucción del planeta?

En cuanto el «beatle» se entere, girará visita de inspección a estas zonas y se apostará tras los consumidores de una fabada o de un plato de garbanzos con bacalao y en cuanto el favorecido por la dicha gastronómica empiece a liberar aires lo atrapará y la más cruel denuncia se abatirá sobre él porque está poniendo en peligro la vida en la Tierra. ¿Alguien podrá explicarle a ese comisario que una vida sin pedos y sin eructos será una vida limpia pero no es vida?

¿Qué hacer? Pues acabar con los hombres o al menos ir reduciendo su número poco a poco. Hasta que la Tierra, el planeta entero, esté despoblado pero muy protegido, disfrutando todos de la paz de los cementerios. El único que quedará será McCartney, quien con su potente coche de miles de cilindros y su avión privado irá de un lado a otro persiguiendo pedos, aunque sean quedos, denunciando eructos, controlándolo todo... Es decir, garantizando la biodiversidad.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

A la vista de la situación política española, se me ocurre la siguiente reflexión para abrir boca y debate:
De una dictadura se sale. De una democracia degenerada, no. O sí?

domingo, 6 de septiembre de 2009

nuevos bríos

Queridos amigos, aquí estoy de nuevo dispuesto a comentar de forma festiva o seria noticias, libros, experiencias, lo que vaya surgiendo al hilo de los días. Espero vuestra colaboración y vuestro apoyo.